Cuanto asisto a un entierro observo, no sin asombro, que quienes lo pueblan son gentes de avanzada edad que a la vez se despiden entre ellos como preparándose para el último viaje. La ausencia de ni?os y de jóvenes también es notoria. Lástima, porque se les priva del único aprendizaje esencial para la vida.
1 comentario:
Esto es fuerte. Debrían hacer como en Un mundo feliz, de Aldous Huxley, en el que hacen tours para niños por las salas de enfermos terminales así se van acostumbrando a la muerte y ya no se ven tan asustados como hoy día.
Buena reflexión la tuya.
Publicar un comentario