Bienaventurados



Cristo bendijo a los pobres de espíritu y les regaló el Reino de los Cielos. Si entendemos por pobreza de espíritu la pobreza mental, la escasa cultura, la tacañería intelectual, ya podemos suponer bien quien está en ese espacio utópico inmaterial.

2 comentarios:

Republica dijo...

Cristo bendijo a los pobres de espíritu y les regaló la Presidencia en los Plenos Municipales. Si entendemos por pobreza de espíritu la pobreza mental, la escasa cultura, la tacañería intelectual, ya podemos suponer bien quien está en ese espacio utópico inmaterial.

Así me reio más. ;-)

Anónimo dijo...

¿Y si por pobreza de espíritu no entendemos nada de eso, sino algo más amoroso y compasivo, aún por comprender y definir por el común de los proverbiales jueces de a pie?